jueves, 3 de mayo de 2007

Daniela Gonzalez


La situación ocurre en Valparaíso.

Este establecimiento tiene una infraestructura bastante grande y protegida, parece un centro penitenciario, además de los colores que posee y la oscuridad en su interior. Pese a haber bastantes situaciones que me producen conflicto dentro del establecimiento me referiré a la siguiente:

Apoderados dentro del aula: ¿necesidad o comodidad?

Un aula de 45 niños, en la cual el espacio se hace pequeño, 45 niños de primer año básico, los cuales se distraen con el más mínimo ruido. La docente lleva 20 años ejerciendo como tal, instruyendo a niños de nb1 y nb2, pero hace unos pocos comenzó a incluir a apoderadas en la realización de sus clases, no con un fin pedagógico, simplemente para que ordenen a los niños, busquen los útiles y en algunos casos les hagan las tareas. Esta situación me causo un shock, debido a lo que yo conocía de las aulas, con un docente encargado de todo. Además que seríamos dos las practicantes dentro del aula, más dos o tres mamás y la docente. Los días fueron pasando y me sentía muy incomoda, algo sobraba en esa aula, aveces eran muchos los comentarios, muchas las indicaciones, al momento de realizar actividades, muchas veces estas apoderadas hacían todo por los niños. Comente la situación con la docente, ya que de verdad me parecía muy incomodo. A ella no le parecía una situación incomoda, por el contrario le agradaba y mientras más apoderadas era mejor, aunque eran escogidas por afinidad, obviamente. Al consultar a cerca del tema con la Jefa de U.T.P. del establecimiento la respuesta fue totalmente diferente, un no rotundo salió de su boca. No pueden haber apoderados dentro de las salas, no pueden interferir en el aprendizaje, cuando ustedes (alumnas en práctica) estén realizando sus clases ellas no deben estar.

En ese momento un montón de dudas llegaron a mi cabeza: ¿Será necesario tener a tantos apoderados dentro del aula?, ¿Constituirá una verdadera ayuda al desarrollo de los niños?, ¿Cómo hacer que la participación de estos no interfiera en el aprendizaje?, ¿Los apoderados que están dentro del aula son dos o tres, que pasa con el resto de los niño, los que se sienten solos o celosos porque ellos no pueden estar con sus apoderados dentro de la sala?, ¿Quién fiscaliza las personas que entran al establecimiento?, ¿Cualquier persona puede entrar y estar dentro del aula?.
Dentro de unos años ya seré maestra, y he leído varios artículos acerca del tema, trabajo en el aula con apoderados, el problema no es que un apoderado este dentro del aula, este surge cuando son dos o tres y siempre son los mismos, por el contrario, si estos fueran rotando y permitiendo que todos los padres y/o apoderados tengan acceso a conocer lo que sus hijos e hijas están estudiando, poder sentirse parte del aprendizaje, conocer las estrategias que deben usar en la casa, para que estos niños y niñas continúen ejercitando los aprendizajes del aula.
Por otra parte, se encuentra la importancia de conocer las realidades de cada núcleo familiar, saber de verdad, lo que ocurre en sus casas, saber si estos niños han sufrido algún tipo de maltrato o si son muy mimados. Teniendo en claro estas situaciones el trato se hará más fácil, más cercano.

Este fue uno de los hitos, más relevantes durante mi tercera práctica pedagógica, primer año que hacía clases.


El segundo hito ocurre, durante la cuarta práctica, realizada en Concón.

Establecimiento de mediana estructura, cursos desde kinder hasta quinto año básico (va en aumento), edificio de cuatro pisos. Trabaja con niños y niñas sin mayores dificultades, y además con alumnos (as) que poseen algunas necesidades especiales; motoras, psicológicas y auditivas, dentro de una misma aula, con un solo docente. El tema de este hito es el siguiente:

¿Colegios Integrados?

Un día martes de septiembre entré a la sala del cuarto año, salude y observe como la docente realizaba su clase. En ese momento miré y eran todos los niños y niñas iguales, con sus caritas felices y de dudas, con ganas de preguntarme mil cosas, luego vino el recreo y los niños me fueron a saludar. Ahí noté verdaderamente las diferencias existentes entre ellos. Llegó una niña, que se esforzaba tanto por sacar algo de voz, ella es una niña con problemas auditivos. Luego algo agitado y preocupado se me acercó Sebastián, interrogándome, en cinco minutos quería saberlo todo, pero no me miraba y se movía para todos lados mientras hablaba, él posee autismo. Luego, una pequeñita con síndrome de asperguer. En fin, esos eran los casos más extremos, ya que también se encontraban niños con el ya tan famoso: “Déficit Atencional”. En un principio me sorprendí y además me bloqueó esta situación, ya que yo no estoy preparada para trabajar con esos niños y niñas, pero, luego cambié mi forma de pensar y decidí que esto era solo una prueba más para mí. Investigué acerca del tema y realicé mis clases intentando la máxima de integración posible, casi siempre salían bien, pero al momento de evaluar las actividades, todo se iba abajo, ya que, en las pruebas los niños se demoraban mucho mas de lo normal, si era artístico su trabajo era totalmente distinto al de los demás niños y niñas, en ese momento mil preguntas inundaron mi mente ¿Una docente está capacitada para trabajar con todo tipo de niños?, ¿Cómo se diferencian las evaluaciones?, ¿Cómo realizar actividades que potencien las capacidades de cada niño y niña?, ¿Funciona la integración de estos niños en aulas “normales”?, ¿Se puede hacer significativo un aprendizaje si no se sabe como tratar con este tipo de necesidades de aprendizaje?
Aun tengo esas dudas, y siguen pasando por mi mente, es muy importante poder responderlas, ya que, el país esta avanzando y con él la educación, aunque lentamente, y las escuelas seguirán atendiendo este tipo de necesidades, debemos estar capacitados para enfrentarlas de manera positiva. Siendo un verdadero aporte y no obstruyendo sus aprendizajes.

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